Pastoral de la salud

Es presencia y acción de un ministerio eclesial de relación de ayuda, específico, entusiasta, encarnado, capacitado, iluminativo, celebrativo, creativo y organizado, inspirado por el Espíritu Santo, realizado en nombre del Señor Jesús, buen samaritano y Salvador, que expresa el amor misericordioso del Padre.

Ministerio llevado a cabo desde la fe por el anuncio y testimonio de toda la comunidad cristiana (específicamente, por el obispo, sacerdote, diácono, religioso/a, ministro de la comunión, agente de pastoral, profesional cristiano de la salud y por el mismo enfermo), apoyándose en los auxilios de la gracia divina que son dados en la praxis sacramental, en la escucha de la Palabra revelada, en la vida de oración, en el diálogo pastoral…

Tiene como objeto ofertar salud-salvación: asistencia, curación, sanación, humanización, reconciliación, iluminación, sentido vital, crecimiento humano y salvación.

Realiza su misión en el encuentro con el enfermo y su familia (dimensión solidaria) y con los sanos para potenciar una cultura más sensible frente al dolor, sufrimiento, discapacidad, agonía, muerte y duelo, propiciando la prevención y promoción de la salud y la defensa de la vida (dimensión comunitaria).

Un mandato explícito del Señor Jesús

 La acción sanadora de Jesús es consustancial con el anuncio del Reino de Dios (Cfr. Mt 11, 2-6).

Cuando Jesús confía a los apóstoles la misión de llevar el Evangelio de la salud-salvación hasta los confines del mundo, les manda curar a los enfermos como un signo inequívoco de la presencia del Reino de Dios.

La pastoral nace del corazón mismo de Jesús, de su actuación, de un mandato misionero personalísimo suyo de anunciar y sanar.

Jesús reunió a los Doce y les dio autoridad para expulsar a todos los malos espíritus y poder para curar enfermedades. Después los envió a anunciar el Reino de Dios y a curar (Lc 9, 1-2).